viernes, 27 de marzo de 2015

Ricardo Trigueros de León


Ricardo Trigueros De León

Nació el 13 de noviembre de 1917 y falleció en San Salvador el 20 de mayo de 1965. Fue poeta, periodista, abogado, crítico, literario y editor. Viajó por México, Centroamérica, Pañama, Suramérica, Estados Unidos y Europa.

 Fue profesor de literatura en muchos centros educativos de San Salvador y catedrático de la Escuela de Periodismo de la Universidad de El Salvador; director de la página “Filosofía, arte y letras” de EL DIARIO DE HOY; fundó la Casa de la Cultura capitalina. Sus obras son “Campanario” (1941), “Nardo y estrella” (1943), “Presencia de la rosa” (1945), “Labrado en madera” (1947), “Perfil en el aire” (1955) y “Pueblo” (1960).

Durante más de una década desde 1953 hasta 1965, estuvo al frente de la Dirección General de Publicaciones, actual Dirección de Publicaciones e Impresos. Su persona reunía todas las características imprescindibles en el oficio editorial, conocimiento de las técnicas de imprenta, capacidad de gestión y, quizás la más importante, amor por los libros: por los de otros (que es lo que define medularmente al editor) y por los propios. Editor y escritor, las dos facetas del amor a los libros: eso describe la vocación de Trigueros de León. Perfil en el aire y Labrando en madera son sus dos principales libros de prosas. Textos breves en los que aparecen retratados personajes del mundo literario iberoamericano. Campanario, Nardo y estrella y Pueblo, conforman su poesía en prosa y Presencia de la rosa, su poesía versal. 

Estos títulos, más una selección de sus escritos periodísticos, conforman el cuerpo de textos de Trigueros que incluye esta recopilación. A 90 años de su natalicio, la figura de Trigueros de León pasa por ser una de las más importantes en el desarrollo de la tradición editorial salvadoreña. La dirección de Publicaciones e Impresos se enorgullece al presentar en Obras: poesía y prosa lo mejor de la obra literaria de nuestro fundador.
 Poema:
JARDÍN

Anoche llovió y han brotado los jacintos. Al sol dorado de la mañana abren sus manos rosadas.
La tierra negra se esponja bajo las plantitas. En las hojas resbalan las gotas que ha olvidado la noche.
Mayo ha venido vestido de verde desde la campiña. Hay un profundo olor a gleba mojada y, en las ramas de los árboles, asoman brotones.

Tierno delirio de yemas en los rosales de copos blancos. Desbordados bejucos cubren los arriates y las violetas, siempre tímidas, esconden su terciopelo entre las hojas. Anoche llovió y ha amanecido el jardín lleno de jacintos rosados.


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