viernes, 27 de marzo de 2015

José Roberto Cea





José Roberto Cea (Izalco, Sonsonate, 10 de abril de 1939) es un poeta y novelista salvadoreño. Director de la revista “La Universidad”, codirector de la revista “La Pájara Pinta”, secretario de Relaciones Públicas y Promoción Universitaria de la UES, miembro del Consejo Editorial del Consejo Superior Universitario (CSUCA) y jefe de Relaciones Públicas de la UES y ha ocupado diversos cargos relacionados con la Universidad de El Salvador.
Uno de sus cuentos, titulado "El ausente no sale", sirvió para que la estatal Televisión Educativa realizara una breve producción fílmica (1983), que contó con un guión del escritor Ricardo Guevara y la actuación de Francisco Andrés Escobar.

Sus obras son:


Letras I, II y III (Para estudios de Bachillerato). Antología General de la poesía en El Salvador, (antología poética), 1971. Mester de Picardía (poesía erótica), 1977. Los Herederos de Farabundo (poesía); Premio Latinoamericano de Poesía Rubén Darío, Nicaragua, 1981. Ninel se fue a la Guerra (novela); Premio Froylán Turcios de Novela, Honduras, 1984. Los Pies Sobre la Tierra de Preseas..., (poesía) Premio Único de Poesía Certamen Latinoamericano de EDUCA, Costa Rica, 1984. Dime con Quien Andas y... (novela). En este Paisíto nos toco y no me corro (novela); Premio Guatemalteco de Novela, 1989. De la Pintura en El Salvador (Ensayo-Histórico-Crítico) 1986. De la Guanaxia Irredenta (Cuentos); Premio General Omar Torrijos Herrera en Cuento, del Certamen del Instituto Nacional de Cultura, 1987. Pocas i Buenas (Antología Poética). La Guerra Nacional (narrativa). El Cantar de los Cantares y Otros Boleros, (poesía), 1993 Teatro en y de una Comarca Centroamericana; (Ensayo- Histórico-Crítico) 1993. Sihuapil Tatquetsali, (novela), 1997. La Generación Comprometida, (narrativa), 2002. El Cantantar de los Cantares y otros boleros, (poesía), 2003.

Poema:


Soledad
Hoy he visto caer de mis ojos la sombra. como un viaje cansado; y dejó mi soledad cómo ciudad deshabitada de estrellas y perros que nos ladran; sin la novia prendida en el recuerdo, sin el beso primero que nos llenó de asombro, sin amables señoras que nos dicen: "---Cómo está, joven, buenos días.---" Sin éste mundo amargo y cotidiano que nos duele en el pecho, como la muerte del pastor de caracoles que murió sobre la arena y apareció su viaje desnudo ante el crepúsculo... ¡Dejó pues la sombra, mi soledad vacía...!
Mi soledad vacía. Tremendamente sola. sin un grito siquiera. ¡Sin mis huesos! Sola. Sin perfume. ¡Como un lirio quebrado en pleno invierno! Pura. Como un ángel despierto sigue mi soledad.


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